Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Corintios 5, 9-20

9 Por eso, bien en nuestro cuerpo, bien fuera de él, nos afanamos por
agradarle.

10 Porque es necesario que todos nosotros seamos puestos al
descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a
lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal.

11 Por tanto, conociendo el temor del Señor, tratamos de persuadir a
los hombres, pues ante Dios estamos al descubierto, como espero que ante
vuestras conciencias también estemos al descubierto.


12 No volvemos a recomendarnos ante vosotros; solamente queremos
daros ocasión para gloriaros de nosotros y así tengáis cómo responder a los
que se glorían de lo exterior, y no de lo que está en el corazón.

13 En efecto, si hemos perdido el juicio, ha sido por Dios; y si somos
sensatos, lo es por vosotros.

14 Porque el amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió
por todos, todos por tanto murieron.

15 Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino
para aquel que murió y resucitó por ellos.

16 Así que, en adelante, ya no conocemos a nadie según la carne. Y si
conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así.

17 Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo
viejo, todo es nuevo.

18 Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y
nos confió el ministerio de la reconciliación.

19 Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no
tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en
nosotros la palabra de la reconciliación.

20 Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por
medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con
Dios!